¿Cómo funciona el reciclaje?
- GreenCloudy
- 12 oct 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 nov 2019
El reciclaje de plásticos es un proceso difícil y caro, ya que no se pueden reciclar los diferentes tipos juntos y se deben identificar y separar. Al reciclar, se siguen los siguientes pasos:
Recepción de materias primas: los tipos de plástico aptos para ser reciclados llegan a las instalaciones donde se procesaran.
Proceso de selección: se separan los materiales que no son plásticos como las etiquetas de las botellas y, seguidamente se clasifica a los plásticos por colores. Esto último se hace para ahorrar el uso de colorantes una vez reciclados.
Triturado: se rompen las piezas con trituradoras mediante el uso de cuchillas giratorias. Con el triturado se consigue un granulado de plástico homogéneo que facilita los siguientes pasos del proceso.
Lavado: el triturado se introduce en unos recipientes industriales y unas aspas mueven el agua hasta que todo el plástico queda mojado. De este modo, se consigue que las impurezas, generalmente más densas que el agua (como tierra, metales, cartón y PVC), queden en el fondo del contenedor.
Secado y centrifugado: aparte de secar, con una centrifugadora, se acaban de eliminar todas las impurezas que pudieran quedar.
Homogeneización: se mezcla todo el material hasta que quede homogéneo en color, textura y comportamiento.
Erosionado: con la ayuda del calor y la fricción, se consigue que todas las partículas creadas anteriormente, formen una masa uniforme, es decir, los polímeros se funden mediante el calor. También se añade el color deseado para este producto.
Filtrado: el plástico pasa por un sistema de mallas muy finas de modo que se quedan pegadas las sustancias impuras que han quedado como restos de cartón, pequeños trozos de tela u otros materiales.
Granulación: el plástico sale en forma de monofilamentos que con el contacto con el agua fría, se enfrian. Los hilos pasan por una cortadora y se obtiene el grano, o la granza, necesaria para crear los nuevos productos.
Analítica y control de calidad: el laboratorio asegura que se cumple con la calidad y con las características adecuadas.
Envasado: se eliminan los restos de humedad y posteriormente se envasan según soliciten las empresas que utilizarán la granza.
Almacenamiento: es importante conservar el producto en un lugar seguro donde no sufra daños tales como cambios de temperatura bruscos o el deterioro por radiación.
Logística: el material ya está listo para el cliente y se debe repartir.
Además, se debe tener en cuenta, la cuestión de la salud alimentaria: los tipos 2, 3, 5 y 6 no se pueden reciclar para obtener nuevos envases de comida. En España, el tipo 1 sólo se puede reciclar de nuevo para hacer botellas de agua y de refrescos si tiene un mínimo del 50% de plástico no reciclado
Por todo ello, los plásticos suelen convertirse en productos muy diferentes respecto al original. Algunos ejemplos son: telas, lonas, paneles, tuberías, hilos, cuerdas, contenedores, aislamientos térmicos, maderas plásticas, bolsas, papeleras, vallas, material de edificación, cubos, etc.
Reciclar es una opción, pero no es suficiente. Es importante tener en cuenta las tres erres, aunque ya se habla de 7:
Reflexionar: el consumidor asume que forma parte de la naturaleza y adopta medidas para protegerla. Un ejemplo sería utilizar la bicicleta como medio de transporte para reducir la emisión de gases a la atmósfera que se desprenderían si se utilizara un automóvil.
Rechazar: los productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables deberían quedarse fuera de la lista de la compra. Siempre se puede recurrir a productos más ecológicos y que no son industriales.
Reducir: menos bienes, menos gastos, menos explotación de los recursos naturales, menos contaminación y menos residuos. No se tiene que dejar de consumir, simplemente se debe pensar si de verdad es necesario.
Reutilizar: alargar la vida útil de los bienes ayuda al ahorro y a la disminución del impacto ambiental. Dos ejemplos sería el uso de bolsas de tela en lugar de las de plástico y el uso de baterías recargables.
Reciclar: es importante separar los residuos de una forma adecuada, esto tiene múltiples beneficios medioambientales.
Redistribuir: el medio ambiente y la humanidad no pueden soportar de manera indefinida este desarrollo insostenible, por ello, se debe redistribuir el consumo de una forma más equitativa. Los productos con menor huella ecológica o basados en principios de comercio justo pueden disminuir estas diferencias.
Reclamar: hay posibilidad de reclamar y exigir actuaciones que ayuden a mejorar el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos.
Imagen de la portada: Granza de polietileno
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